Dulcia linquimus arva (Spanyol)
Una amistad hicieron mis abuelos con esta lejanía y conquistaron la intimidad de los campos y ligaron a su baquía la tierra, el fuego, el aire, el agua.
Fueron soldados y estancieros y apacentaron el corazón con mañanas y el horizonte igual que una bordona sonó en la hondura de su austera jornada.
Su jornada fue clara como un río y era fresca su tarde como el agua oculta del aljibe y las cuatro estaciones fueron para ellos como los cuatro versos de la copla esperada.
Descifraron lejanas polvaredas en carretas o en caballadas y los alegró el resplandor con que aviva el sereno la espadaña.
Uno peleó contra los godos, otro en Paraguay cansó su espada; todos supieron del abrazo del mundo y fue mujer sumisa a su querer la campaña.
Altos eran sus días hechos de cielo y llano.
Sabiduría de campo afuera la suya, la de aquel que está firme en el caballo y que rige a los hombres de la llanura y los trabajos y los días y las generaciones de los toros.
Soy un pueblero y ya no sé de esas cosas, soy hombre de ciudad, de barrio, de calle: los tranvías lejanos me ayudan la tristeza con esa queja larga que sueltan en las tardes. Feltöltő | P. T. |
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